viernes, 1 de abril de 2011

Competencia en comunicación

ADELA CORTINA (catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia): “Saber decir”, TRIBUNA, 01/04/2011
Pido disculpas a la autora por las licencias que me he tomado con su artículo, pero creí necesario esta disposición para su comentario por el alumnado. Véase el artículo completo en el enlace anterior.
Ante la pregunta elemental cuya respuesta el alumno debería conocer, se oye decenas de veces en la escuela esta ancestral muletilla en defensa de cualquier sospecha de ignorancia: Me lo sé, pero no lo sé decir.
Pero la situación no mejora con eso, porque no saber la lección será malo, pero no saber hablar -o escribir- es mucho peor. La pobre libertad de expresión tiene en la incapacidad de expresarse el peor enemigo.
El hombre -venía a decir Aristóteles- es un animal social, porque cuenta con un tesoro precioso, la palabra, que le permite la buena vida social, la de aquellos que dialogan sobre sus deseos, sus preferencias, sus valores y tratan de decidir conjuntamente qué les parece mejor. Pero ¿cómo puede llevarse adelante este proyecto de vida en común sin, entre otras cosas, saber decir?
Podría parecer que en esta nuestra "sociedad de la información" la infinita cantidad de cauces de comunicación (los chats, los blogs, la televisión y la radio interactivas, las TIC que pueblan las aulas escolares y universitarias, los correos electrónicos y los teléfonos móviles con su inabarcable cantidad de prestaciones, el Power Point…) son medios tan poderosos para conectar a las gentes que nos ha salvado de las limitaciones comunicativas de otros tiempos.
Pero ¿es realmente así?, ¿nos comunicamos mejor por eso? No parece. Y tal vez en el fondo de ese fracaso se encuentre, entre otras muchas causas, ese no saber decir.
Si atendemos al vocabulario habitualmente usado no solo en la calle, sino en los medios de comunicación y entre los personajes públicos, al Diccionario de la Real Academia Española le sobran miles de términos. Con unos cuantos intentamos arreglárnoslas para expresar tal cantidad de contenidos que el fracaso está asegurado.
No ayuda mucho en este menester el lenguaje de los SMS, tejido de peculiares abreviaturas y "emoticonos". Se redactan a toda prisa, con la misma prisa se envían,
Claro que con la que está cayendo en materia laboral y económica esto parece una nimiedad.
Pero no se trata de optar ante un dilema, sino de construir una sociedad capaz de cuidar de todos sus bienes con esmero, con delicadeza, con responsabilidad.
Saber hablar, saber escribir, saber decir son capacidades básicas. Quienes cuentan con ellas tienen un poder del que carecen los que no saben expresar lo que llevan dentro porque más libres serán de comunicar lo que piensan.
Y es que sin duda es malo para una sociedad destrozar el lenguaje.

Lee el texto, resume su contenido y valora las afirmaciones que están en negrita.

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